Fernanda Rotzinger
Profesional de recursos humanos y pedagoga.
Vicepresidenta de la Asociación Mexkadi Etxea.
Soy migrante, mexicana, mujer, profesionista, de pareja mexicana, mamá de tres niñas. Yo diría que soy experta en mudanzas internacionales. Llevo ya tiempo fuera de México, pero en esta ocasión tocaba mudarse a otro continente. Al otro lado del Atlántico se siente todavía más la distancia, la diferencia de horario, lo que cuesta un vuelo para venir o ir de visita, entre otras muchas cosas.
Era verano de 2016 cuando comenzaba esta aventura. Fantaseaba con las oportunidades que tendría, me encontraba feliz al enterarme que al mismo tiempo que cambiaríamos de país llegaría nuestra primera hija. Empezaría una nueva etapa para esta familia 100% mexicana y todo esto combinado, era muy emocionante.
En España me he encontrado, por un lado, algunas frustraciones y la sensación de soledad que me han requerido algunos esfuerzos para sobrellevar. Por otro lado, he encontrado una gran oportunidad para empatizar, porque no somos pocas las personas que estamos en una situación parecida, y en el proceso nos vamos apoyando mutuamente.
Una de las experiencias a la que no esperaba enfrentarme en España es la de la discriminación. Fue muy difícil aceptar que, de un día para otro, el hecho de informar a la compañía de mi embarazo cambiaría mi situación laboral. ¿Cómo pude pasar de ser reconocida como muy competente al despido laboral? Tuve que encontrar la fortaleza para proteger mi vida profesional y mis derechos en un entorno nuevo. Con el apoyo de asociaciones y abogadas mexicanas logramos una resolución satisfactoria para mí. La experiencia me generó momentos de desánimo, pero al final tuve una sensación de empoderamiento.
Sigo en mí búsqueda profesional. Quiero aportar en un trabajo que reconozca el esfuerzo que he hecho, tanto dentro como fuera del país. Que sume a la experiencia que tengo de trabajar con entidades sin ánimo de lucro, que valore todas estas nuevas habilidades y la resiliencia que he adquirido. En el terreno personal, siento que todas estas vivencias han sido parte de un trampolín motivacional que me lleva a seguir sosteniendo la difícil tarea de ser migrante, mexicana, mujer, profesionista y formar un hogar a la distancia de mi familia, mi origen y mi patria. Hoy estoy más que resuelta a ayudar a otras mujeres desde mi trinchera. La migración no nos hace menos, sino más fuertes.