Alba Maribel García
Mercadóloga y Comercial.
Soy Alba Maribel García, puedo decir que la vida me ha convertido en una mujer todo terreno…. Y lo digo porque creo que la adaptación al cambio no ha sido una cualidad que me caracterizara. Me aterran los cambios, no me gustan y no los disfruto, pero cuando decides cambiar de país realmente es fundamental aceptar que la transformación es obligatoria. Lo más difícil en este trayecto fue dejar mi carrera profesional en México. Estaba yo en una situación sólida, de crecimiento que había logrado en ese aspecto de mi vida y con mucho esfuerzo. Empezar por subirte a un avión con veinticinco maletas, tres hijos, dejando a dos más a un océano de distancia, dos perros; millones de ilusiones y aceptando que ha sido lo correcto.
Pero ha sido complicado, como todo en la vida. Y de esto he aprendido y crecido como mujer, como persona. Lo más interesante de esta transformación fue cambiar a la Maribel corporativa y profesional. La que cargaba día a día el ordenador, bolso, tacones y que se subía a su coche e iba a la oficina a tratar con clientes, por una escoba, una fregona y subirse al mismo coche, pero a dar millones de vueltas diarias para ir a dejar y recoger chicos en el cole.
Aprender cosas tan cotidianas como pedir carne en la carnicería y que aquí se pide de otra forma completamente distinta siendo el mismo idioma; re-aprender a cocinar, como cuando horneaba pan: fácilmente podría ser usado como piedra para defenderse, hasta llegar al punto donde recibo felicitaciones por la comida; o volverme una graduada en procedimientos y “tramitología”. Todo ha sido adaptación y aprendizaje.
Hoy puedo decir que he reencontrado el valor de lo cotidiano de la vida y cultura mexicana, que lo he extrañado hasta el punto de convertirme en “la señora de la esquina de las quesadillas” o “la que prepara el mejor pozole” o cualquier tipo de “garnacha”. Aquí no hay esquina donde vayas pasando y te digan “¿Qué se le antoja joven?”
Definitivamente la expectativa que tienes de vivir en Europa estando en México no es nada acertado a lo que en realidad es. No es la vida glamorosa que todos creemos. No puedes andar turisteando todo el tiempo como quisieras porque la rutina te lleva en el día a día. También te das cuenta, o al menos en mi caso, de lo ignorantes que somos en muchas cosas, de lo grande que es el mundo y de lo poco que valoramos lo que tenemos cuando lo tienes enfrente.
Ahora valoro muchísimo más nuestra cultura, nuestra gente, la diversidad de nuestros estados y de nuestra comida. Mi mayor reto es que mi familia ame sus raíces, las entiendan, las respeten y las pasen de generación en generación con orgullo. Casi seis años después, bien asentados en Madrid, estoy retomando mi carrera profesional y tratando de desarrollar nuevas habilidades en esta aventura, con nuevos y retadores proyectos donde el mayor reto será el equilibrio. Porque ni todo es trabajo, ni todo es emprender, ni todo es la familia, ni todo es el amor. El “truco” está en el equilibrio.